No tenemos piedad, cuando llega una guitarra a nuestro taller para crear un nuevo proyecto aplicamos un sencillo protocolo: la tocamos para valorar su sonido, tacto, afinación y demás detalles, una vez evaluada la desmontamos totalmente e iniciamos el protocolo aprovechando solo sus mejores piezas, creando de manera artesanal en unas semanas y con exquisita paciencia una exclusiva y "nueva" guitarra que se caracteriza por su sonido, su tacto y su feeling.
Todas ellas además de disfrutar de una liturgia estética se ajustan y lubrican, se blindan electromagnéticamente en su interior y se cambian las piezas necesarias para su perfecta utilidad mecánica y sonora.
Otras han necesitado por capricho o funcionalidad una intervención especial: cambiar neck, mics, hardware, plásticos, electrónica... Reutilizamos piezas originales y vintage cuando se puede asegurar su funcionalidad, otras has sido restauradas o sustituidas por nuevas.
Cuando damos por terminada cada guitarra nos sentimos orgullosos y sencillamente especiales, sabemos que hemos aportado muchas horas y experiencia en este instrumento único y exclusivo, sabemos que en breve estará en manos de otro guitarrista satisfecho. Eso nos emociona y nos estimula.
Sabemos que hacemos felices a las personas que usan nuestras guitarras.